Todo lo que sucedió ahora no concuerda con la dura realidad, que golpea como un martillo, rompiendo las ganas de seguir luchando por aquella oportunidad que con el tiempo se aleja cada vez más.
Las ganas de volver a sonreír, hablar, confiar y compartir buenos momentos eran más grandes que cualquier cosa que nadie puediese imaginar. Las ganas de que los sueños se hagan realidad como en un cuento de hadas que de momento está por escribir... Pero ya se sabe, los sueños no se hacen reaLidad, aunque siempre nos queda esa mínima esperanza de que lo que hemos pedido se realice y nos haga reír de nuevo.
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